Desde hace un tiempo venimos oyendo hablar de los peligros del ciberbullying en nuestra población más joven.
Está claro con los datos en la mano, que se está convirtiendo si no lo ha hecho ya en un problema importantísimo en estas edades.
El ciberbullying está provocando muchísimas denuncias por parte de este rango de edad pero, ¿qué es lo que entendemos por ciberbuylling o ciberacoso?
Es una conducta de acoso entre iguales que incluye actuaciones de chantaje, vejaciones e insultos de niños a otros niños a través del correo electrónico, los sms, los whatsapp, las redes sociales, etc…
La Guía legal sobre el ciberbullying, editada por el Observatorio de la Seguridad de la Información de INTECO, indica cuáles son las características diferenciadoras del ciberbullying:
“Situación dilatada en el tiempo, con protagonistas (víctimas y acosadores) de edades parecidas donde el medio que se usa es siempre tecnológico (Internet, redes sociales, móviles, foros, blogs, etc…) y que excluye acosos de índole sexual”.
Además, produce un gran impacto y penetración en las vidas de las víctimas (puede ser de 24 horas, los 7 días de la semana), donde se puede dar o no situaciones de acoso real y que además los acosadores tienen la sensación de que las nuevas tecnologías les proporcionan cierto grado de anonimato.
Los perfiles que participan en esta acción, son, por lo general, los mismos que en el caso del acoso físico o bullying:
– El acosador, la víctima y los espectadores.
Como nos expresa el abogado Carlos Represa, los perfiles de los alumnos acosadores han cambiado del típico “matón de clase” y han mutado para dar cabida a muchos alumnos que nunca se hubieran atrevido a coaccionar a nadie si hubiera sido de forma directa o tradicional.
Tenemos por tanto un tipo de acoso que utiliza los medios tecnológicos y que da la oportunidad de ser utilizado por gran cantidad de alumnos que se ven “envalentonados” por la percepción de anonimato e impunidad de las nuevas tecnologías.
Las formas de acosar se han ido perfeccionando y diversificando hasta el punto de disponer de muchísimas maneras de conseguir dañar a otros, como pueden ser entre otros:
- Grabar y colgar en Internet vídeos de peleas y asaltos a personas a quienes se agrede.
- Grabar actividades sexuales en el móvil o con webcam y enviarlo a la pareja o a otros, quienes lo comparten con sus amigos con la intención de molestar y denigrar intencionadamente.
- Envío repetido de mensajes ofensivos e insultantes hacia un determinado individuo. Pueden incluir amenazas de daños y que son altamente intimidatorios que hacen que la persona tema por su propia seguridad.
- Enviar o propagar cotilleos crueles o rumores sobre alguien que dañan su reputación.
- Enviar programas basura: virus, suscripción a listas de pornografía, colapsar el buzón del acosado etc.
- Utilizar un blog personal para denigrar y hablar mal de una persona.
- Abrir perfiles falsos en redes sociales, foros, etc. para denigrar e injuriar a un tercero.
- Realizar y/o participar en encuestas y rankings en Internet denigratorias para algunas personas.
- Abrir perfiles falsos en redes sociales, foros, etc. para pretender ser alguien que no se es y enviar o difundir materiales e informaciones online que dejan mal a la persona en cuestión, la ponen en riesgo o causan daño a su reputación ante sus conocidos y/o amigos.
- Engañar a alguien para que revele información secreta o embarazosa que después se comparte online.
- Compartir online información secreta o embarazosa de alguien. También pueden publicar datos personales.
- Excluir intencionalmente a alguien de un grupo online.
- Manipular materiales digitales: fotos, conversaciones grabadas, correos electrónicos, cambiarlos, trucarlos y modificarlos para ridiculizar y dañar a personas.
- Robar contraseñas privadas para suplantar su identidad, etc…
El ciberacoso es un tipo violencia indirecta que se ha perfeccionado de maneras hasta hace poco inimaginables con las formas más rebuscadas, dañinas, vejatorias e intimidatorias de acoso entre iguales.
Ante esta perspectiva es necesario que se actue rápida y eficazmente a todos los niveles, desde una detección lo más temprana posible, pasando por una formación en prevención de este tipo de acoso, como una respuesta adecuada y precisa ante los casos, tanto desde el ámbito familiar como el escolar, incluyendo la recopilación de pruebas electrónicas, presentación de denuncias y por último pero no menos importante, una actuación clínica indivividualizada en determinados casos tanto a la víctima como al agresor.
Respecto a estos puntos hay desarrolladas varias guias de actuación ante casos de ciberbullying para padres y también para educadores como pueden ser la Guía de actuacion ante casos de ciberacoso de INTECO (Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación) y la Guía de recursos para centros educativos en casos de ciberacoso del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid.
Pienso que se están dando los pasos adecuados para el adecuado abordaje de un problema cada vez más presente, generalizado y para nada virtual.