Reproducimos a continuación la entrevista que D. Ángel Suárez realizó a Belén Acevedo Canto, miembro del Departamento de Intervención con Adolescentes de Cinteco para la web del Ilustre Colegio Oficial de Psicólogos de Santa Cruz de Tenerife a propósito de su participación como ponente en un Taller de Intervención con Adolescentes, dentro del Master Postgrado en Psicología Clínica: Evaluación, diagnóstico y tratamiento. Organizado por la Vocalía de Psicología Clínica.
– ¿Cuáles son los problemas más habituales que encontramos en la población adolescente?
Además de Trastornos cómo Ansiedad, Depresión, Trastornos Obsesivo-Compulsivos, Dismorfobias, …etc. Los Adolescentes van a presentar Problemas de Conducta en el ambiente familiar producidos en la mayor parte de los casos por: no cumplimiento de normas en casa, dificultad en el establecimiento de límites, falta de comunicación, respuestas agresivas: verbales y físicas, problemas entre hermanos… Especial mención a la Fobia Social, hay que tener en cuenta que ésta es una edad en la que se producen una serie de cambios sociales en el individuo cómo es el «distanciamiento de los padres» y el «acercamiento a sus iguales», es la época en que el individuo vive unido al grupo en mayor grado que en ningún otro momento de su vida. En la esfera académica, falta de rendimiento por: Ansiedad, fobia escolar, falta de motivación, déficit en estrategias de estudio, u otros déficits… Otro de los problemas a destacar es el Trastorno por abuso de sustancias, en estas edades es donde suele darse el inicio de consumo de sustancias drogófilas, las más comúnes alcohol, tabaco, y cannabis.
-¿Cómo definiría el perfil de personalidad de los adolescentes actuales?
Para comprender lo que está ocurriendo con los adolescentes españoles habría que enmarcarlos dentro del contexto social donde están creciendo. Y resalto ese contexto social porque muchas veces en terapia me encuentro con padres que han tenido varios hijos, con una diferencia de edad de cuatro años entre ellos y comentan las diferencias en cuanto comportamiento que encuentran entre ellos, teniendo muchas más dificultades en la educación y el manejo de los últimos. Un contexto donde la unidad familiar ha cambiado con respecto al modelo anterior; donde su grupo de referencia es lo más importante para ellos; con poca conciencia social y política; con dificultad para asumir las figuras de Autoridad, cuestionando normas y demandando un porqué para todo; con un exceso de tecnología a su alrededor, la mayoría de ellos en su habitación disponen de televisión, equipo de música, ordenador, y teléfono móvil, constituyendo ésta su refugio perfecto; muy influidos por la publicidad, que les vende un aspecto físico determinado al que intentan imitar, con un estilo de vestir donde predominan los piercing, tatuajes, tintes de pelo..; donde hay una fiebre por el consumismo, tienen de todo pero quieren aún más; donde viven muy el presente, el futuro no les preocupa, muchas veces la labor del terapeuta es esa concienciación que de decisiones o de acciones que decidan ahora depende ese después, y lo que es más importante que ese después existe.
– ¿Con qué herramientas de intervención cuenta el profesional de la psicología para paliar estos problemas?
Desde la perspectiva cognitivo-conductual, además de las estrategias y técnicas habituales en el práctica clínica, tales cómo: Control de variables cognitivas: RET, técnicas de autocontrol, Evaluación de consecuencias, Resolución de problemas, Toma de decisiones, Entrenamiento en Habilidades Sociales…; otras más específicas adaptadas al tipo de población con la que estamos trabajando y al tipo de problemática que presente el caso, en las se incluyan también a los padres, como son: las Escuelas de padres en las que se les entrena en Manejo de contingencias; Habilidades de Escucha; «Decir que NO», «Hacer y recibir críticas»; Establecimiento de Normas Básicas y Limites; control de sus propias variables cognitivas: RET; aprender a Negociar, a través de Contratos Terapéuticos en los que hay un acuerdo entre el adolescente, los padres y el terapeuta, ya que el castigo en estas edades no funciona para modificar conductas inadecuadas y es una de las técnicas más empleadas por los padres, al final a muchos pacientes les produce menos coste adaptarse a los castigos que producir el cambio. Destaco en este punto también las habilidades del terapeuta y la importancia de la empatía con el adolescente, el establecimiento de una relación cercana que no de «coleguismo» donde sea propicio exponer el problema convenciendo y motivando al adolescente de la necesidad del cambio.
– ¿Son eficaces estas técnicas de intervención? ¿En qué proporción?
En mi opinión y basándome en mi experiencia estas técnicas sí son eficaces y dan resultados positivos en la intervención. Pero no hay que dejar de tener en cuenta determinados factores externos a nosotros, no nos olvidemos del papel de los padres en la mejora de la evolución del paciente, a veces nos encontramos con padres muy colaboradores en terapia y muy obedientes en cuanto a las instrucciones que el terapeuta da, y otros que actúan todo lo contrario afectando de una manera directa en esa eficacia de nuestra intervención; otro de los factores externos que puede influir, es la «percepción por parte del paciente de problema», si viene traído por los padres sin ninguna identificación de problema por su parte, muchas veces no es susceptible de terapia; estoy enumerando dos de los factores que pueden influir hay muchos más y tenemos que ser realistas con respecto a los objetivos que nos planteamos conseguir con el paciente y las expectativas de éxito de la terapia.
– En su opinión ¿En qué ha influido el cambio del modelo clásico de familia que hemos experimentado en los últimos 50 años, en la actitud de los adolescentes?
Nos encontramos ante un modelo de familia en la actualidad en la que muchos de los adolescentes crecen solos porque los padres tienen toda la jornada ocupada por el trabajo, se están educando sin apenas límites ni pautas, con muchas concesiones, y poca competencia (con un solo hermano, o hijo único), y poca exigencia. Con respecto a este nivel de exigencia por parte de los padres ha habido un par de generaciones que como reacción a la infancia represiva que han tenido, han preferido ser padres más permisivos, por temor a frustrarlos, hasta llegar al actual vacío de normas en el que nos encontramos. Se ha pasado de padres prepotentes a padres impotentes.
– ¿Qué otras variables, al margen de la familia, inciden sobre el adolescente?
Su grupo de iguales. Es donde empieza su socialización estableciéndose las primeras relaciones de igual a igual, además es un marco donde comienzan a interactuar con personas de otro sexo. La identificación con el grupo, es entonces importantísima para lograr la identidad personal. La relación con el grupo les lleva a descubrirse a sí mismos como separados e independientes de los padres, potenciándose su autonomía. No es de extrañar que los padres q a esta edad ya no pueden competir con los amigos, les preocupe que la pandilla con la que salen sus hijos sea adecuada porque la influencia sobre ellos va a ser muy fuerte.
– En su opinión, ¿ La clase política está sensibilizada con este campo?
En absoluto, véase las medidas dictadas con respecto al fenómeno del botellón, analiza el dinero que puede tener de paga familiar un adolescente, analiza lo que cuesta entrar en cualquier local de la ciudad y lo que cuesta tomarte cualquier, ya no digo copa, sino refresco en el caso de las discotecas Light y los menores, en la mayoría de ellos…, analiza y a lo mejor llegas a la conclusión de que ese fenómeno no tiene tanto que ver con consumo de alcohol, sino con la necesidad que tienen los jóvenes de estar juntos y comunicarse entre ellos. Y esto no es más que un ejemplo de los muchos que se podrían poner.
– Por último, ¿Qué queda por hacer? ¿Cuál es el futuro de este tipo de intervención?
Queda mucho por hacer, porque la «prevención» es el futuro de este tipo de intervención; la prevención de que muchos problemas psicopatológicos sean tratados antes de se llegue a la edad adulta, haciendo que el paciente se adapte a su entorno y a las exigencias del mismo más adecuadamente.