¡Síganos!  

Procrastinación

Que es la Procrastinación

La Procrastinación(del latín pro, adelante, y crastinus, referente al futuro), postergación o posposición, es un extraño fenómeno. Los expertos la definen como… “la manifiesta intención de hacer algo pero,  actuar en la dirección contraria al posponer nuestros objetivos y/o al poner en marcha conductas alternativas”…  Es posible que a corto plazo nos produzca un cierto alivio, pero  acaba comprometiendo el desempeño de tareas necesarias para el buen funcionamiento integral del individuo. Muchas personas luchan durante años por librarse del secuestro que termina configurando la conducta procrastinadora. Cualquier objetivo central se convierte en algo imposible de alcanzar.
Todos podemos procrastinar en alguna medida, el problema aparece cuando éste estilo de afrontamiento se convierte en un rasgo estable y genera malestar. Seguro que lo entendemos mejor sí lo aplicamos a algunos ejemplos:
¿Quién no se ha pillado a sí mismo colocando durante varias horas, los apuntes, el material de trabajo y hasta la habitación, antes de sentarse “realmente” a estudiar? Esa llamada incómoda que nunca terminamos de hacer, esa cita que no concertamos con el dentista, un espacio desordenado, una dieta y algún ejercicio saludable que nunca encontramos fecha para comenzar. Hay muchos ejemplos cotidianos del famoso…”ya lo haré”… convencidos de que no tardaremos en afrontarlo pero con escasas posibilidades de conseguirlo.
Somos capaces de auto convencernos de la “conveniencia” de posponer las tareas incómodas porque, por un momento, creemos haberle dado una solución, pero, ¿qué pasa cuando el bloqueo persiste? Los estudios o el trabajo pueden verse severamente afectados, el desorden, la falta de autocuidados, la sensación global de incompetencia y de pérdida de control sobre todo aquello que nos ocurre, pueden desarrollar una estructura compatible con estados ansiosos y depresivos.
Aunque nos pueda producir cierto alivio el hecho de posponer las responsabilidades, los estudios realizados sobre el tema demuestran que la procrastinación se puede convertir en un hábito peligroso que se extiende a todas las áreas de nuestra vida ocasionando un deterioro en nuestro balance de logros, la pérdida de oportunidades, el coste de afrontarlas fuera de plazo, incluso la afectación de nuestra salud.
Diferentes autores relacionan la tendencia a procrastinar con estructuras psicopatológicas como la depresión, los trastornos de ansiedad y los trastornos por déficit de atención, etc. Según esto podríamos hablar de diferentes patrones de posposición y/o afrontamiento inadecuado:
Por un lado pacientes que presentan un esquema de evitación de conductas que les generan ansiedad, como consecuencia de anticipaciones negativas de fracaso. Habitual en estilos perfeccionistas, dependientes, fóbicos, etc.
Pacientes dispersos, con dificultades organizativas, dificultades de planificación. Propio de trastornos por déficit de atención, trastornos por consumo de cánnabis con síndrome amotivacional y algunos trastornos de personalidad.
Pacientes deprimidos con planteamientos de indefensión, muchas veces como resultado del balance negativo al que llegan desde los cuadros anteriormente citados.
Aunque todo ello puede, igualmente, relacionarse con el complejo fenómeno de la procrastinación, entendemos que existen diferencias significativas a la hora de comprender los patrones de conducta, propios de cada entidad. No sería lo mismo procrastinar como “estilo de afrontamiento” que no gestionar y/o posponer responsabilidades o tareas pendientes como consecuencia de un cuadro clínico, ya sea un trastorno por déficit de atención, un estado de ánimo depresivo, o un síndrome amotivacional, entre otros.
Con pacientes dispersos o sesgados por algunas de las dificultades descritas en el segundo y tercer grupo, se trabajará sobre la fuente de dispersión, con objetivos realistas que se adecuen a la capacidad efectiva del sujeto.
Parece que desde la clínica el concepto de Procrastinación se identifica mejor con un rasgo estable de afrontamiento muy relacionado con perfiles de autoexigencia y estilos perfeccionistas. Pacientes que son conscientes de su situación de bloqueo y refieren malestar asociado. Lo primero que abordaremos será el control de las variables cognitivas y el manejo de las creencias.
A la hora de intervenir con este último grupo, podemos empezar proponiendo la exposición gradual a las tareas ansiógenas hasta fomentar la autoexposición pero, suele tratarse de pacientes muy resistentes a las indicaciones terapéuticas, que terminan formando parte de sus “tareas pendientes” En algunos casos, se han descrito avances interesantes con la mera exposición a la propia inactividad, limitando alternativas y colocando al paciente frente a su problemática. Cuando el bloqueo persiste, hay casos en los que deben enfrentarse con la cancelación definitiva de la tarea, un ejemplo habitual lo encontramos en la esfera académica, los sujetos han condicionado de manera tan aversiva el estudio, que son incapaces de avanzar pero mantienen la creencia de seguir estudiando por el simple hecho de estar matriculados.
Observamos, una vez más, como el estilo perfeccionista, aparece con protagonismo en nuestro análisis funcional, quizás un rasgo adaptativo en un contexto social tan demandante de éxitos objetivos, pero un claro factor de inadaptación cuando se extralimita. “El caos como paradoja del perfeccionismo

mi cuerpo mis normas
Haga click aquí para consultar online por Skype, Facetime o email..