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¿Cuándo una ligera pérdida de memoria puede considerarse normal, y cuándo es un signo de que está sucediendo algo más serio?

¿Tiene usted problemas para recordar fechas, citas u otras ocasiones sociales importantes?. Por ejemplo, todas las semanas usted va a casa de sus amigos a jugar una partida de cartas, pero ¿ayer se olvidó?. ¿El sábado usted se olvidó de la fiesta de cumpleaños de su nieta?, y a veces usted se encuentra en un gran almacén, pero ¿no recuerda lo que quería comprar?.

A medida que usted se va haciendo mayor, debe esperar una cierta cantidad de olvidos. Pero, ¿Cuándo una ligera pérdida de memoria puede considerarse normal, y cuándo es un signo de que está sucediendo algo más serio?.

Numerosos investigadores están intentando clarificar las fronteras entre los efectos sobre la memoria del envejecimiento normal y el inicio de una enfermedad neurológica degenerativa (por ejemplo, enfermedad de Alzheimer u otro tipo de demencia). Las funciones cognitivas –capacidades tales como memoria, lenguaje, atención, pensamiento crítico, lectura y escritura- varían de una forma continua desde un estado de normalidad hasta que se presentan los primeros síntomas de enfermedad.

Pero antes de que aparezcan éstos síntomas, existe una zona de transición llamada deterioro cognitivo leve, una alteración de memoria que puede ser una indicación temprana de enfermedad… o puede no serlo.

Mente aguda, memoria vacilante

El deterioro cognitivo leve se refiere a un tipo específico de pérdida de memoria. Las personas con este tipo de deterioro tienen una forma “aguda de pensar” y unos patrones de razonamiento acertados, pero su memoria ha empeorado. Típicamente, tienen los mayores problemas a la hora de recordar información y conocimientos recientemente adquiridos, mientras que su capacidad para recordar hechos sucedidos hace largo tiempo puede permanecer intacta. Por ejemplo, recuerdan vívidamente lo que hacían en su juventud, pero les puede resultar difícil recordar qué sucedió ayer.

El área de su cerebro responsable de procesar, almacenar y recordar nuevos conocimientos e información es el hipocampo que se encuentra localizado hacia el centro de sus lóbulos temporales (las partes de su cerebro que va aproximadamente desde las sienes hasta detrás de las orejas). El hipocampo juega un papel fundamental en su sistema de memoria. Recuerda la información cuando se necesita, y también conecta sus nuevas memorias con otras relacionadas. Por ejemplo, el hipocampo puede conectar la memoria de un paseo por el parque, con las luces, olores y sonidos de aquel día.

En la mayoría de las personas, el hipocampo se contrae con la edad y causa una pérdida ligera de memoria. En personas con deterioro cognitivo leve, se encoge en mayor medida y puede dar lugar a problemas de memoria más severos.

Progresión hacia la enfermedad

Lo que empieza solamente como una alteración de memoria, puede avanzar hasta convertirse en una enfemedad neurodegenertiva que afecta a su capacidad para funcionar independientemente y mantener una vida social activa.

Las personas con deterioro cognitivo leve pueden tener hasta un 50 % de probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer en los cuatro años siguientes al diagnóstico inicial. Pero no todos aquellos con deterioro cognitivo leve desarrollarán la enfermedad.

La enfermedad de Alzheimer es una enfermedad neurológica degenerativa en la que muchas áreas del cerebro se van alterando y dejan de funcionar correctamente. La enfermedad causa un deterioro en la memoria, atención, razonamiento y lenguaje, y en la capacidad para leer y escribir. Sin embargo en las personas con deterioro cognitivo leve, solamente la memoria se ve afectada.

Y en adelante ¿qué?, ¿podría hacer algo más?

Claro que sí. Usted va al gimnasio, y no pretende participar en las Olimpiadas. O hace ejercicio físico, pasea, nada… ¡Y eso está muy bien! Fortalece sus músculos, sus articulaciones, su sistema circulatorio y respiratorio… Pero ¿Qué hace usted por su cerebro?, ¿También hace ejercicio con él?, ¿Cómo lo hace?.

Desde hace pocos años, se viene manejando cada vez más el concepto de plasticidad cerebral. Esto es, la respuesta que da el cerebro para adaptarse a nuevas situaciones y restablecer un equilibrio alterado. Recientes investigaciones ponen en evidencia la capacidad de las neuronas para establecer conexiones nuevas. Es como cuando se bloquea una carretera principal, pero se restablece el tráfico por carreteras secundarias. Por otra parte, de los miles de millones de neuronas de nuestro cerebro solamente utilizamos una pequeña parte con toda su potencialidad. Tenemos muchas neuronas sin trabajar a pleno rendimiento, pero capaces de hacerlo. Existe plasticidad en el cerebro a cualquier edad.

Otro concepto básico es el de estimulación cognitiva. El objetivo básico es favorecer la plasticidad cerebral mediante la realización de ejercicios de memoria, lenguaje, atención, etc., debidamente estudiados, y con una finalidad rehabilitadora, con vistas a la recuperación o mantenimiento de las capacidades intelectuales (memoria, atención, lenguaje…). No se trata de una sobreestimulación desorganizada, sino lo más individualizada posible y, por tanto, adecuada a sus capacidades actuales, fomentando su ejercicio y preservación, así como el despertar de algunas capacidades dormidas por el desuso.

El momento de emprender un programa de entrenamiento cognitivo es cuanto antes. Está demostrado que la estimulación cognitiva es tanto más eficaz cuanto más preservadas se encuentren la memoria y el resto de funciones intelectuales.

De esta forma, podremos alargar el tiempo en el que usted haga lo que usted hace y usted sea quien usted es, dando vida a los años más que años a la vida.

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