La nomofobia es el miedo incontrolable e irracional a salir de casa sin el teléfono móvil. El término es una abreviatura de la expresión inglesa «no-mobile-phone phobia».
Los datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística revelan que el 96% de las familias cuentan con al menos un teléfono móvil y que el 77% de las personas que acceden a internet lo hacen a través de este dispositivo electrónico.
Si las estadísticas determinan que los poseedores de estos dispositivos realizan alguna actividad con él una media de 34 veces al día, el mencionado estudio concluye que el 58% de los hombres y el 48% de las mujeres sienten pánico al pensar en la posibilidad de no disponer de su teléfono móvil, a lo que hay que sumar un 9% de usuarios que se estresan con sólo tener que mantenerlos apagados.
Más de la mitad justifican su ”nomofobia” ante el aislamiento que les supone el no poder contactar o hablar con sus amigos o familiares y un 10% achacan su adicción a necesidades del trabajo, que les obliga a estar localizados permanentemente.
Es una realidad que el Smartphone se está convirtiendo en una herramienta completamente imprescindible para mucha gente, por motivos recreacionales, profesionales, relacionales, etc…, y en este marco nuevo el olvidarte la herramienta en casa se vive con mucha ansiedad y angustia. Pensamientos del tipo “¿me estaré perdiendo algo importante?”, “necesito ver que me han escrito en el whatsapp o en mi muro de Facebook”, no voy a poder aguantar todo el día sin él”, etc…, nos hace en muchas personas darnos la vuelta y recuperar el terminal con lo cual la ansiedad desaparece y se refuerza esa conexión de forma negativa, lo cual hace mantener esa creencia y esa necesidad.
Si se lograra vencer esa ansiedad inicial, te vas sin dar la vuelta y luchas contra ella, la ansiedad irá desapareciendo paulatinamente, si te centras en otras tareas absorbentes o atractivas, no llegará a aparecer un síndrome de abstinencia tan duro como el que aparece en otras adicciones.
No obstante, es un tema que nos preocupa bastante ya que es muy nuevo y está llevando a problemas conductuales destacados.
Cuando el uso del móvil crea dependencia, si podemos considerarlo como una adicción.
La dependencia más común a estos dispositivos es la psicológica (es la compulsión a consumir periódicamente la droga o realizar otras conductas ( móviles, internet,…) para experimentar un estado afectivo positivo ( placer, bienestar, euforia,…) o librarse de un estado afectivo negativo ( aburrimiento, tristeza, timidez,…).
En otros artículos de esta web ya hablé más en detalle sobre si esta adicción se puede comparar con las adicciones a sustancias y sobre que hace más probable esta adicción (os dejo aquí el enlace del artículo sobre nuevas tecnologías
En esta entrada quiero llamar la atención en la evidencia de que el uso incontrolado del Smartphone está afectando a la hora de relacionarnos con los demás y también a la forma de vivir los acontecimientos de nuestra vida.
El priorizar el contacto tecnológico sobre el contacto más personal está cambiando la manera en la que nos comunicamos. Perdemos una parte muy importante de la comunicación como pueden ser la forma en la que nos comunicamos (velocidad, volumen, ritmo, pausas,…) y la comunicación no verbal (mirada, gestos, sonrisa,…) aunque intentamos mediante emoticonos, mayúsculas, exclamaciones, paliar este déficit, la comunicación muchas veces no fluye, se crean confusiones, malentendidos, interpretaciones erróneas de un mismo mensaje.
En este video podéis ver claramente lo que quiero explicar https://www.youtube.com/watch?v=MwF8PX32mRk
En consulta muchos jóvenes nos llegan a enseñar conversaciones por whatsapp que son fácilmente malinterpretadas y conllevan discusiones bastante graves con amigos, parejas, padres, etc…
También es muy común el ver que hay grupos de adolescentes en un banco sin apenas mirarse a la cara y comunicándose a veces entre ellos a través del whatsapp, parejas viendo la TV mirando su terminal sin apenas interaccionar, comidas de amigos donde la gente se inhibe mirando la pantalla o comentando algún meme o video, lo cual cambia las interacciones que se producen de forma tremenda y en muchas ocasiones de forma negativa.
Por otro lado, en el último concierto en el que estuve quede perplejo con la actitud que mostraba la persona que tenía delante de mí. Desde que empezó el concierto hasta que terminó el mismo sostuvo su Smartphone grabando todo el concierto, él no se movía apenas, no saltaba y grababa todas las canciones como si lo importante de ese momento era grabarlo para verlo después en casa o colgarlo en youtube, lo destacable para esta persona era que quedara constancia de que estuvo allí con una grabación impecable del evento pero creo que se olvidó de lo más importante, se olvidó de VIVIRLO en primera persona. Es algo que he ido observando en los diferentes espectáculos a los que acudo, cada vez se graba más y se salta, canta, ríe menos. Se deja constancia por las redes sociales de donde estamos, que comemos, con quien estamos, como suena, etc… y mientras hacemos ese video, esa foto, ese comentario dejamos de prestar atención a lo que estamos viviendo, sintiendo, saboreando, oliendo, escuchando en ese momento presente.
Pasamos de ser actores de nuestra vida a observadores o espectadores de la misma. En este video deja clara la idea que intento transmitir https://www.youtube.com/watch?v=1m9eCPXS1ys
Desde Cinteco, queremos impulsar salidas para adolescentes «sin móvil» y así poder impulsar y recuperar habilidades de comunicación más personales, cara a cara, disfrutar de ocio alternativo sin tecnología, etc…
¿ACEPTAS EL RETO?