Los problemas de erección se pueden clasificar en DOS GRUPOS. Un primer grupo reúne aquellos casos en los que no se consigue la erección durante el encuentro íntimo y un segundo grupo que sí que consiguen la erección fácilmente, pero existe una incapacidad para mantenerla, lo que llega a imposibilitar la realización de la penetración.
Cuando la causa es de carácter físico, la erección supone una dificultad en todas las ocasiones en las que el hombre mantiene relaciones sexuales, incluso con diferentes parejas. El profesional a contactar es el urólogo.
Una vez que aparecen estas dificultades con la erección, y según pasa el tiempo, es muy probable que el miedo al fracaso, el desconcierto por lo que está pasando vayan influyendo en el estado de ánimo en general, además de modificar su comportamiento sexual: va perdiendo espontaneidad, seguridad, incluso, llega a evitar el encuentro sexual, por lo que puede aparecer una inhibición del deseo sexual. La repercusión que todo ello tiene en su autoestima, en su seguridad personal es muy grande.
Los pensamientos de incapacidad, de inutilidad, de miedo sobre su masculinidad, o ejecución sexual, probablemente le estén atormentando en esos momentos. Muchos hombres manejan estas situaciones negativas aislándose, encerrándose en sí mismos, y no salen de esa situación hasta que no se notan capaces de afrontarla, posteriormente vuelven a una cierta normalidad, pero si el problema vuelve a aparecer reiteradamente, se derrumban, aunque puede que sin comentar nada.
Debemos tener en cuenta el papel de la pareja a quien también le repercute este problema y su manera de abordarlo que suele ir desde una posición de comprensión y ayuda al otro extremo de demanda y ansiedad.
¿Cómo enfrentarnos al problema?
Para enfrentar esta situación (ansiedad ante la aparición o pérdida de erección), suelen ser adecuados dos caminos:
- El primero centrado en la propia relación sexual. Separar la erección o (no erección) del juego sexual. Es muy importante seguir estando juntos, potenciar todas las vías de estimulación para disfrutar, para gozar del otro NO para intentar conseguir la erección deseada. Es como si todo lo que se haga para lograrla, se vuelve en contra, lo dificulta. El estar pendiente de cualquier otra cosa que no sea de disfrutar actúa en contra de la sensación placentera y por lo tanto, de la excitación, del placer se pierde la activación y todo lo que se haga pasa a ser rutinario y frio… “como de plástico”. La erección no es necesaria para sentir excitación, placer, surge en algún momento en el recorrido placentero, pero no aparece siempre en el mismo momento ni con la misma intensidad.
Por lo tanto, seguir estando juntos, disfrutar, dejar de lado la penetración y ampliar vuestro juego sexual, es más probaros que la erección no es necesaria, buscando otras maneras diferentes a la penetración para alcanzar orgasmo. - Si ha transcurrido mucho tiempo, es muy probable que la pareja se encuentre muy afectada por lo que está pasando en su vida sexual, la ansiedad se dispara apareciendo problemas en otras facetas de la relación. Es entonces cuando se hace necesario ampliar el abordaje a la pareja: los dos van a entender lo que está ocurriendo, y pueden colaborar en la resolución de los problemas.
La comunicación sincera y honesta es fundamental para seguir estando juntos disfrutando mutuamente llegando a dejar de lado la penetración y ampliando el juego sexual.
Otro contexto en el que es importante comunicarse es dentro de la propia interacción sexual. Cuando empiezan los juegos sexuales, es fundamental volcarse en lo que se está haciendo (dejando fuera cualquier pensamiento intrusivo de carácter negativo), centrándose en las sensaciones propias del beso, la caricia, etc. y compartiendo todas las buenas sensaciones con el otro, hablándose sensualmente sin forzar ninguna situación ni comportamiento (está bien todo lo que hacemos, hay que dejar fuera toda estrategia de comprobación del funcionamiento sexual).
En definitiva, los psicólogos intentamos que la ansiedad que se asocia al comportamiento sexual (en este caso, a la erección) en la manera en la que se produzca, se enfrente y se elimine de un comportamiento tan emocional y placentero como es el comportamiento sexual.