¡Síganos!  

Psicopatología asociada al consumo de cannabis

En los últimos años el consumo de cannabis ha aumentado y la edad de inicio se ha adelantado, pasando a ser la droga ilegal más consumida en todo el mundo. Esto se debe principalmente a una baja percepción del riesgo y a una mayor disponibilidad de la droga.
En la actualidad forma parte de los hábitos y estilos de vida de una proporción importante de jóvenes, convirtiéndose así en una droga de uso recreativo junto al consumo de alcohol.
Las presentaciones más comunes del cannabis son el hachís y la marihuana y se utilizan desde hace muchos años por sus propiedades psicoactivas. El principal responsable de la actividad farmacológica psicoactiva es el tetrahidrocannabinol (THC) . Existen otros cannabinoides y otros compuestos contenidos en la planta que pueden producir acciones aditivas o antagonistas de las del THC.
Consumir cannabis produce euforia, bienestar, aumento de la sociabilidad,desinhibición, aumento de la percepción sensorial, analgesia y relajación. También aparece risa fácil y locuacidad. Paralelamente se altera la memoria reciente, y existe dificultad en la concentración y disminución de la atención.
El cannabis también tiene efectos sobre el sistema respiratorio (broncodilatación), el sistema cardiovascular (taquicardia y a dosis elevadas bradicardia, sensaciones de vértigo y desmayos, debido a la disminución de la presión sanguínea), el aparato digestivo (puede producir diarrea), produce hipotermia, sequedad de boca, sed y aumenta el apetito.
En algunos sujetos, especialmente en los primeros consumos o tras dosis elevadas puede aparecer ansiedad, disforia, síntomas paranoides y/o pánico, que habitualmente desaparecen de forma espontánea en pocas horas.
El consumo de cannabis deriva en una serie de problemas que afectan de una u otra manera al conjunto de la sociedad. Entre las consecuencias negativas de este consumo se encuentran el fracaso escolar, el deterioro personal y social, los problemas laborales y, por supuesto, los problemas de salud.La percepción alterada unida al enlentecimiento psicomotor que produce la droga, se ha relacionado con dificultades para el manejo de máquinas complejas, por lo que su consumo se asocia a un mayor riesgo de accidentes .

Las evidencias muestran que consumir cannabis tiene consecuencias negativas para la salud:

  1. El inicio temprano se ha relacionado con un consumo importante y problemático de cannabis u otras drogas en edades posteriores y con una mayor dificultad para abandonar el consumo. Se puede considerar el cannabis como una droga facilitadora o inductora del consumo de otras sustancias ilegales (teoría de la “puerta de entrada”). Los estudios llevados a cabo hasta la actualidad muestran que:
    • Casi todos los adolescentes que han probado la cocaína y la heroína  previamente han consumido alcohol, tabaco y cannabis.
    • Los consumidores regulares de cannabis tienen más probabilidades de consumir heroína y cocaína.
    • Cuanto más temprano es el inicio del consumo de cannabis, mayor es el riesgo de que se consuman otras drogas. Sin embargo esto no significa que todos los que la consumen acaben consumiendo otras drogas. Tampoco parece claro que sea una causa directa del consumo de otras drogas, ya que no puede descartarse que existan factores comunes (de tipo genético, de personalidad, sociológicos y de disponibilidad de drogas).
  2. El consumo de cannabis unido a otras sustancias puede provocar interacciones farmacológicas que pueden llegar a producir en los consumidores efectos clínicos muy severos.
  3. El consumo crónico afecta al sistema respiratorio (bronquitis o asma, aumenta el riesgo de padecer cáncer de pulmón), al sistema reproductor (disminución de la libido acompañada de alteraciones en la producción de testosterona, estrógenos y de esperma), tiene efectos sobre el sistema cardiovascular similares a los que produce el tabaco, provoca alteraciones en el sistema endocrino, una menor actividad del sistema inmunitario y efectos perjudiciales en el desarrollo del feto.
  4. Se ha demostrado que cuando el consumo se inicia en la adolescencia, durante el periodo de maduración del cerebro, produce daños en el tejido cerebral . Se asocia con mayores problemas de déficit neuropsicológicos que conducen a un peor rendimiento escolar y a la aparición de trastornos mentales.
  5. El uso de cannabis a diario y durante periodos prolongados provoca cambios estructurales y daños severos en el tejido cerebral (hipocampo y amígdala) que pueden traducirse en deficiencias en la memoria, la atención, percepción, resolución de problemas, la capacidad psicomotora y la velocidad de procesamiento de la información. También afecta al funcionamiento psicomotor, produce un efecto depresor del SNC, y altera la percepción, siendo capaz de provocar alucinaciones.
  6. El consumo prolongado a dosis elevadas puede conducir a un estado de pasividad e indiferencia conocido por síndrome amotivacional. También se asocia a otros síntomas de deterioro social y laboral por la alteración de la atención, la escasa capacidad de juicio, y la disminución de la capacidad de comunicación y de afecto en situaciones interpersonales.
  7. El consumo de cannabis puede dar lugar a una serie de trastornos mentales. Sin embargo, conviene decir que igual que ocurre con otras sustancias es difícil establecer cuál es el papel específico que el cannabis juega en el inicio, mantenimiento o empeoramiento del trastorno mental. Esto se debe a varios motivos:
    • la mayoría de las sustancias suelen consumirse en asociación a otras
    • el comienzo del trastorno mental puede preceder al uso de la sustancia, o simplemente coincidir en el tiempo
    • las diferentes patologías, y en especial los problemas de ansiedad y del estado de ánimo, suelen ir asociados a otros trastornos, por lo que es complicado establecer la relación directa entre la sustancia y cada problema en particular.
  1. Trastornos por consumo de cannabis.

    • El consumo excesivo puede conducir a la intoxicación aguda. La sintomatología de la intoxicación es variable y depende, entre otros factores, de la dosis y del contenido de THC, también de la personalidad, las expectativas y experiencia previa del sujeto e igualmente del contexto en que se consume. Siempre suele presentarse una primera fase de euforia caracterizada por bienestar físico y psíquico pasajero, dilatación de las pupilas, congestión conjuntival, náuseas, vómitos y taquicardia. A continuación se presenta una fase confusional caracterizada por desorientación, alucinaciones visuales y auditivas, alteración de la percepción del espacio y del tiempo, alteración de la memoria inmediata y capacidad de juicio alterada, sedación y somnolencia. Finalmente se pueden dar reacciones de ansiedad y pánico, ideas paranoides, crisis de despersonalización, confusión inquietud y excitación. Habitualmente estos cuadros agudos desaparecen espontáneamente a las pocas horas a medida que el THC se elimina del organismo.
    • El consumo continuado de cannabis puede llevar hacia un consumo perjudicial o abuso y a la aparición de un trastorno por dependencia. Se ha descrito el desarrollo de tolerancia farmacológica y síndrome de abstinencia similar al producido por otras drogas, y caracterizado por ansiedad, depresión, irritabilidad, alteraciones del sueño y disminución del apetito. Se estima que entre el 7% y 10% de los que han probado el cannabis tienen riesgo de desarrollar un trastorno de dependencia.
  2. Trastornos asociados al consumo de cannabis

    Trastornos de ansiedad

    En general se encuentran cifras elevadas de síntomas y trastornos de ansiedad en consumidores y dependientes que puede llegar al 22% (Thomas, 1996). Sin embargo, el sustrato neurofisiológico del efecto ansiogénico del THC continúa sin conocerse completamente aunque estudios recientes han demostrado una activación de las áreas parietal y frontal. La intoxicación y abstinencia de la sustancia ocasionan síndromes ansiosos temporales similares, en muchos casos, al trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de pánico o fobias. Estos síndromes mejoran tras unos días, aunque a veces pueden persistir síntomas durante meses.
    El consumo puede desencadenar una crisis de pánico en sujetos vulnerables. Las crisis de pánico se presentan, por lo común, durante la intoxicación, aunque también pueden presentarse durante la abstinencia tras un consumo prolongado y elevado. Parece que el inicio temprano y el consumo excesivo se asocia con un incremento de la ansiedad en adultos, aumentando el riesgo de presentar crisis de pánico. Por otra parte, el cannabis puede precipitar síntomas de ansiedad en pacientes con crisis de pánico. Así los pacientes que ya habían presentado crisis de pánico tendían a volver a presentarlas al consumir cannabis.
    De todos los trastornos de ansiedad estudiados solo el trastorno de ansiedad social es un factor de riesgo para la dependencia de cannabis. La desinhibición asociada a esta sustancia permite reducir el miedo, facilitando la exposición a situaciones sociales mientras dura su efecto y siempre que no aparezcan episodios de pánico o ansiedad,
    o la taquicardia que suele acompañar al consumo.

    Trastornos del estado de ánimo

    Aunque en algunos estudios se ha descrito anhedonia, ideación suicida e intentos de suicidio entre los consumidores de cannabis, no se ha observado una fuerte asociación entre depresión y consumo excesivo. Sin embargo, el inicio temprano y el consumo regular de cannabis si puede relacionarse con la aparición posterior de depresión. Por otro lado, las personas que presentan un bajo estado de ánimo pueden utilizar esta sustancia elicitadora de bienestar, euforia y aumento de la sociabilidad, aunque hay escasa evidencia de que los sujetos con depresión presenten un riesgo elevado de consumir cannabis posteriormente.
    El consumo continuado de esta droga en personas con depresión puede complicar el cuadro clínico al incrementar las dificultades atencionales, el enlentecimiento psicomotor y el deterioro laboral y social característicos de este trastorno.

    Psicosis inducida y esquizofrenia

    El consumo de cannabis puede causar episodios psicóticos agudos. Estos episodios suelen ser de corta duración, si bien pueden persistir incluso si se interrumpe el consumo de la sustancia. Con los conocimientos disponibles podemos afirmar que:

    1. La intoxicación aguda por cannabis puede provocar la aparición de síntomas psicóticos tales como despersonalización, desrealización, sensación de pérdida de control e ideas paranoides.
    2. El consumo de cannabis puede originar psicosis inducidas, de corta duración y que ceden con la abstinencia prolongada.
    3. El consumo de cannabis es muy prevalente en sujetos con trastornos mentales graves como la esquizofrenia.

    Estudios neurobiológicos sobre los efectos del cannabis en el SNC sugieren claramente que esta sustancia afecta el sistema
    dopaminérgico, el cual tiene un papel clave en el desarrollo de los síntomas psicóticos (Luzi et al., 2008; Fergusson et al., 2006 ). Podemos pensar en una relación de causa-efecto entre consumo de cannabis y aparición posterior de psicosis, ya que el consumo suele preceder a la aparición de la psicosis.
    Sin embargo, puesto que no todos los sujetos con psicosis han estado expuestos al cannabis y no todos los consumidores de cannabis desarrollan psicosis, el cannabis no es una causa necesaria ni suficiente, sino que actúa sobre otros factores para tener una influencia causal sobre el riesgo de psicosis. Diversos estudios sugieren que el factor con el que el cannabis puede combinarse para ejercer la influencia causal es la vulnerabilidad genética del individuo para la psicosis.
    Los datos acerca de si el cannabis actúa como inductor de estos trastornos no son concluyentes. Se considera que el consumo de cannabis es un factor de riesgo en personas con predisposición a la psicosis esquizofrénica e influye sobre el curso de la esquizofrenia ya establecida.
    El consumo de cannabis puede aumentar en 2-3 veces el riesgo de aparición de psicosis a lo largo de la vida, siendo mayor el riesgo si el consumo se inicia durante la adolescencia y a mayor cantidad y frecuencia.
    La coexistencia de consumo de cannabis y psicosis aumenta la gravedad del cuadro clínico. Está asociado con un menor efecto del tratamiento y un mayor porcentaje de recaídas (nueva aparición de episodios psicóticos).

  3. Otros problemas relacionados con el consumo de cannabis

    Delírium por intoxicación

    Los síntomas típicos son confusión, alteraciones de la memoria, sensación de temor, suspicacia, despersonalización,  desrealización y alteraciones sensoperceptivas.
    Aunque no es frecuente, cuando se consume en grandes cantidades se puede producir un cuadro de delirium, similar a otros cuadros de delirium de diferente etiología. Suelen ser transitorios y limitados en el tiempo, pero recurrentes en sucesivas exposiciones al tóxico. También pueden aparecer en sujetos que consumen por primera vez.

    Flashbacks por cannabis

    La aparición de vivencias-alucinaciones con la cualidad de una percepción real (las mismas experiencias que sintió la persona cuando había consumido el tóxico), después de semanas o meses de abstinencia. Aunque es común en personas que han consumido drogas alucinógenas también se han descrito de forma ocasional en consumidores de cannabis (Johns, 2001; Poole y Brabbins, 1996; Tunving, 1985).

    Síndrome amotivacional

    El uso crónico de cannabis se ha asociado con un estado caracterizado por apatía y pérdida de motivación, que se acompaña de déficits en el funcionamiento escolar o laboral y cambios en la conducta. La sintomatología suele desaparecer tras la abstinencia prolongada de la sustancia.

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