Pese a que desde que comenzó la crisis continúa la tendencia a la baja del número de divorcios en España, los datos no dejan de ser alarmantes.
Se producen en torno a 100.000 divorcios cada año, de los cuales, en más de la mitad de los casos hay niños menores de edad implicados.
¿A todos los niños les afecta por igual?
No todos los niños son iguales, ni todos los divorcios se llevan a cabo del mismo modo, por lo que la forma en que este hecho afectará a cada niño va a ser diferente.
Existen muchos factores que van a incidir en la manera en que cada niño va a interiorizar la separación de sus padres.
- Factores relacionados con el niño:
La edad, su nivel de desarrollo, su personalidad, su idea previa de divorcio, sus miedos, etc - Factores relacionados con el contexto familiar:
La calidad de la relación de pareja antes del divorcio, la existencia o no de peleas delante de los niños, la relación que tiene el niño con cada uno de los padres, etc. - Factores relacionados con cómo se lleve a cabo el divorcio:
La calidad de la relación de los padres durante el proceso de divorcio y después del mismo, cómo se informe a los hijos acerca de la separación, el tipo de custodia que se establezca, los cambios que se puedan generar en la rutina de los hijos, etc.
¿Cuáles son los sentimientos que pueden surgir en el niño durante el proceso de divorcio y después del mismo?
La separación de los padres conlleva un cambio en la vida del niño. Por pequeño que sea, y por buenas que sean las condiciones en las que se lleva a cabo el divorcio, va a afectar a su estabilidad emocional.
Algunas de los sentimientos que suelen aparecer son:
- Tristeza: por la pérdida de uno de sus padres
- Pena: hacia el progenitor que deja la casa.
- Miedo: A que su padre o madre le abandone o no pueda verlo más, etc.
- Inseguridad: a que su situación económica se vea afectada, a que las rutinas se modifiquen, etc.
- Rabia: por que las cosas no sean como esperan, a veces también hacia el cónyuge con el que vive por echar al otro de la casa, etc.
- Soledad: Al vivir con uno de los progenitores es más frecuente que éste salga y que tenga que quedarse solo o al cuidado de otras personas diferentes de sus padres.
- Culpa: En ocasiones creen que ellos son los responsables de la separación por lo que intentarán por todos los medios que sus padres se reconcilien.
- Vergüenza: por ser diferente al resto de sus iguales.
- Confusión: no comprenden que es lo que está ocurriendo
- Alivio: Si la situación era muy conflictiva, puede que sienta paz tras el divorcio.
¿Cuáles son los síntomas que nos deben alertar de la necesidad de ayuda de nuestro hijo?
Como ya hemos mencionado, no todos los niños reaccionan de la misma manera. Existen algunas emociones, que si bien como padres preferiríamos que no apareciesen en nuestro hijo para evitarle sufrimiento, debemos entender que son perfectamente normales e incluso adaptativas y debemos favorecer que sean expresadas. Es el caso de la tristeza o la rabia.
Es frecuente escuchar a padres que dicen: Cuando mi hijo me dice que está triste le digo que no se sienta así. ¿Y cómo debe sentirse cuándo echa de menos a su progenitor?
El primer año suele ser el más complicado ya que va a requerir una adaptación por parte de todos los miembros de la familia. A partir del mismo poco a poco la normalidad va volviendo a la vida del niño y los cambios iniciales pasan a ser parte de su rutina. Es por esto, que algunos niños durante este primer año tienen cambios en su comportamiento que deberemos tomarnos como algo normal si aparecen al comienzo del proceso y con el tiempo se reducen hasta desaparecer. Si por el contrario se prolongan más allá de los primeros meses y su intensidad no disminuye, deberían alertarnos de una dificultad en el proceso de adaptación.
- Problemas de sueño: Aparición de pesadillas, insomnio, miedo a dormir solo.
- Cambio de hábito en la alimentación: falta de apetito o apetito en exceso. También en ocasiones aparecen comportamientos regresivo ej: pide que le den de comer, que les ayudes a vestirse..
- Pérdida del control de esfínteres ocasional nocturno o diurno.
- Fracaso escolar: es frecuente que los niños acusen dificultades para mantener la atención y concentración en la tarea escolar lo que le llevará a obtener peores resultados académicos.
- Rabietas y conductas oposicionistas. Es frecuente que el niño se vuelva menos colaborador y se muestre más irascible. Si es preadolescente pueden aparecer mensajes desafiantes ej: ¡Eres una mala madre! o ¡prefiero la casa de papá porque allí no me obligan a hacer la cama!.
Algunos consejos prácticos para facilitar el proceso de adaptación
- Hable con sus hijos para comunicarles su decisión de separarse o divorciarse: Los niños deben estar informados de las decisiones de sus padres que van a afectar directamente a su vida.
Sería recomendable por un lado que la noticia la diesen los dos padres conjuntamente y que lo hubiesen preparado previamente para poder dar un mensaje coherente y consensuado. Debe quedar claro que es una decisión de los dos, que el motivo es la falta de felicidad en la pareja y que la ruptura nada tiene que ver con ellos.
Evite en la medida de lo posible transmitir falta de acuerdo y no entre a hablar de los motivos reales del divorcio, a los niños no les aportará más que inseguridad. - Permita que su hijo pida información y resuelva sus dudas. En ocasiones ante la falta de información los niños pueden fantasear imaginando una realidad mucho más amenazante que la verdadera.
- No les de falsas esperanzas. Es común que los niños pequeños tengan la esperanza de la reconciliación de sus padres. Si esto se alienta solo conseguirá aumentar su frustración.
- No niegue las emociones de su hijo. Escúchele atentamente, deje que le cuente qué es lo que le pasa y déle alguna herramienta para sentirse mejor. Ej: es normal que estés triste porque papá no está todos los días en casa, lo que puedes hacer es llamarle por teléfono y contarle lo que has hecho en el colegio.
- Intente introducir el menor número de cambios posibles. Mantenga los horarios y las actividades que realiza (ej: piscina), procure que en ambas casas se sigan las mismas rutinas, si tienen una cuidadora, que vaya con los niños a casa del otro progenitor, que se lleven su juguete favorito, etc.
Ahora cada uno de los progenitores va a tener que realizar todas las funciones de crianza, por lo que sería positivo que se mantuviesen la misma estructura ej: a la hora de hacer los deberes primero te ayudo a organizarte, luego lo lees solo, después te pregunto, etc. - Si su hijo es menor de 6 años ayúdele a anticipar. Ponga un calendario en la nevera con fotos de “papá” y “mamá” en los días que estará con cada uno.
- Fomente la buena relación de su hijo con el otro padre. Facilite que puedan verse, promueva que comparta sus momentos importantes con él ej: llama a tu madre para contarle lo bien que te ha salido el examen.
- No discutan delante de los hijos.
- No utilicen a sus hijos de mensajeros. Si quiere hablar sobre algo de sus hijos tómese un tiempo para hacerlo, no utilice el momento en que se van con el otro progenitor porque es fácil que haya malentendidos o criterios encontrados y se empiece una discusión.
- Siempre que pueda, intente mantener una misma línea de actuación en relación a las pautas educativas. Ej: Si uno de los padres decide que quiere castigar al niño sin campamento convendría hablarlo primero con la otra parte para que en el caso de falta de acuerdo uno de los padres no desautorice al otro.
Es mejor poner los premios y los castigos para cumplirse dentro del tiempo que se está con el niño ej: no castigar sin consola toda la semana si con usted solo va a estar el fin de semana. - Cuidado con las manipulaciones. Los niños enseguida aprenden a utilizar los beneficios de la falta de comunicación entre sus padres, por ello es frecuente que intenten escaquearse de hacer tareas con la argumentación de que ya las hicieron con el otro, o que apelen a que en casa de su padre o madre sí puede hacer tal cosa como medio de persuasión.
- Tenga cuidado con convertir a su hijo mayor en su confidente. Los niños no están preparados emocionalmente para este papel.
- Evite la sobreprotección, lo único que conseguirá será transmitirle a su hijo que no lo ve capaz.
- No compita con su expareja por ser el mejor padre o madre. Para su hijo usted es único. En estos momentos lo que necesita es su cariño y comprensión.
Como ya hemos mencionado, el divorcio es un proceso que necesita ser asimilado. Tanto los progenitores como los hijos van a sufrir los cambios que se producen como consecuencia del mismo por lo que van a necesitar tiempo y esfuerzo para adaptarse de manera adecuada a las nuevas circunstancias.
Si se tienen en cuenta los consejos ofrecidos en este artículo, se favorecerá una mejor evolución. De todas formas, la pareja que desea romper podría acudir a un asesoramiento psicológico para recibir orientación en cómo ir dando los primeros pasos, también alguno de los progenitores puede necesitar ayuda para enfrentar la nueva situación que le está tocando vivir, o ambos progenitores podrían decidir llevar a su hijo a consulta si ven que las dificultades emocionales persisten. En este último caso es fundamental que exista consenso por ambas partes en pedir ayuda profesional, y así se lo deben transmitir a su hijo.