Las personas somos seres sociales y como tal vamos a vivir en permanente conexión con otros seres humanos.
El primer contexto social con el que se encuentra el niño es la familia, más adelante iniciará la escolarización y sus redes sociales se irán ampliando pero incluso en este momento el modo en que se relacione con los miembros de su familia va a tener un papel protagonista.
El contexto familiar en el que el niño vive va a ser fundamental para su desarrollo emocional y por consiguiente también para el aprendizaje de los recursos que llamamos “habilidades sociales”. Los hermanos y a falta de ellos los primos, van a ser los primeros “obstáculos” que el niño va a encontrar en el camino para llevar a cabo “sus deseos narcisistas”, es decir, para conseguir todo lo que quiere. Pero gracias a esta experiencia irá incorporando herramientas que le van a ser muy útiles para después manejarse en el MUNDO EXTERIOR.
En el seno de la familia el niño vivirá diversas situaciones que le harán aflorar una gran variedad de emociones, unas positivas y otras negativas. Así podrá sentir celos (por la atención de los padres al hermano), rabia (porque mi hermano sacó mejores notas), admiración (por lo fuerte que es mi hermano mayor), enfado (porque me cogió algo sin permiso), miedo (porque me amenazó con contar algo a mis padres), alegría (por los juegos compartidos), vergüenza (porque delató la tontería que dije) y muchas más.
En la mayoría de las ocasiones estos sentimientos tendrán una expresión no del todo adecuada, por lo que generará un conflicto que se resolverá de diferentes maneras, pero casi siempre comenzará con UNA PELEA (entendido como discusión).
Los padres desean por encima de todo que sus hijos se lleven bien, y esto a veces se traduce en “que no se peleen”, sin embargo, las peleas van a ser fundamentales para que los niños aprendan a resolver sus conflictos y en el futuro tengan una buena relación, además, les servirá para entrenarse en el manejo de sus emociones, lo que va a serles muy útil en su día a día.
¿Cómo actuar frente a las peleas?:
- Encuadrar las “peleas” como parte del juego, es decir, quitarles dramatismo.
- Los padres tienen obligación de interferir cuando hay abuso de poder, destrucción, o descontrol. En estos casos, se sancionan conductas específicas y no “por pelearse”.
- Cuando esto sucede, se recomienda hablar con el niño a solas y no en presencia del hermano/a para evitar una humillación. En la charla hay que enseñarle a ponerse en el lugar del otro, medir su fuerza y anticipar las posibles consecuencias de sus acciones, así como mostrarle otra forma de actuar más adecuada.
- Cuando sean mayores puede escribir una carta con sugerencias sin esperar ninguna respuesta ni mencionar el hecho.
- Siempre hablar en positivo de un hijo frente a otro, exaltando las virtudes y evitando subrayar los defectos. Incentivar el respeto a las diferencias de proceder y de opinión.
¿Cómo enseñar a nuestros hijos a resolver conflictos?
- Establecer normas explícitas por escrito. Hágale saber a su hijo lo que está permitido y lo que no, pero no prohíba “la pelea”. De esta forma podrán anticipar qué conductas van a ser sancionadas. Ej: no puedo pegar, no puedo romper las cosas de otros, no puedo insultar.
- Proponer alternativas a estas soluciones inadecuadas. Ej: puedo negociar, puedo decirle a mi hermano que salga de mi cuarto, puedo pedir que me pidan permiso para coger mis cosas, etc
- Ante un conflicto, elaborar conjuntamente una tabla donde quede reflejada la solución errónea y la solución correcta ej: Situación: saber quien va a empezar el juego, solución errónea: gritarse para averiguar quien lo pidió primero, solución adecuada: echarlo a suertes (piedra papel o tijera).
- Reforzar el uso de estrategias adecuadas. Cuando sus hijos consigan resolver por ellos mismos un conflicto poniendo en marcha aquellas técnicas que se les enseñó muéstreles su satisfacción.
- Dar ejemplo en el modo de resolver conflictos. Los padres son referente para los hijos, lo que quiere decir que se van a fijar en nuestro modo de actuar y van a copiar patrones. Si por un lado les estamos enseñando un modo de proceder y luego a la hora de estar frente a un desacuerdo no ponemos en marcha las estrategias que les hemos enseñado, por un lado vamos a perder credibilidad y por otro les vamos a enseñar otras maneras inadecuadas de actuar.
Cosas a tener en cuenta:
En la mitad de una pelea, los hijos tienden a buscan a los padres para encontrar un aliado. De hecho, en la mayor parte de los casos, cuando una pelea se desarrolla delante de padres, el motivo inicial de la pelea se desvía y se centra en obtener al padre como aliado. Esto se traduce en averiguar ¿a quién quiere más papá o mamá?
Por este motivo debemos evitar dar atención por el hecho de “pelearse”. Cuando estén discutiendo pídales que se vayan a otra parte.
Si esto no es posible y no tiene más remedio que intervenir, tenga en cuenta algunos factores:
- Lo que vemos no es siempre lo que parece. En ocasiones los niños actúan de una manera sutil, o pueden fingir o exagerar las reacciones, por ello es importante no inclinar siempre la balanza para un mismo lado (ej: defender siempre al menor). Los niños lo vivirán como un hijo preferido y un hijo rechazado. En este caso, los sentimientos de injusticia y de odio por parte del perdedor son tan intensos que va a esperar cualquier descuido para hacerle pagar al ganador la humillación.
- Si actuamos resolviendo nosotros el problema ellos no aprenderán a hacerlo por lo que siempre tendrán la necesidad de buscar a un adulto que les ayude o si no el conflicto quedará irresuelto. Si vamos a intervenir que sea solo como director ej: quiero que propongáis vosotros posibles soluciones, ahora quiero que entre los dos elijáis la opción que os parece mejor.
- Si regañamos o castigamos a todos los involucrados, al principio puede que sigan peleándose para averiguar quién es el culpable de la situación pero acabarán por aliarse en la desgracia contra su padre/madre, por lo que se establecerán lazos de compañerismo.
RECUERDE
- No prohíba las “peleas”
- Evite tomar partido por uno u otro
- Si hay sanciones que sean por conductas concretas
- Incentive técnicas de negociación
- Incentive reglas de convivencia
- Hable después con sus hijos para explicarles el motivo del castigo
Nota: Si uno de sus hijos se encuentra excesivamente malhumorado, discute por cualquier motivo, no consigue poner en marcha estrategias adecuadas de resolución de conflictos, o se muestra excesivamente agresivo, se recomienda consultar con un profesional.