Normalmente asociamos la etapa de la infancia con la felicidad. Pero hay que tener cuidado en no caer en una idealización excesiva de esta etapa y es que siempre ha existido el mito del niño feliz. Esto lleva a desestimar la posibilidad de que un niño esté triste o incluso pueda presentar depresión infantil.
¿Qué puedo observar para saber si mi hijo puede tener depresión infantil?
Hay una serie de signos que se pueden observar que están asociado a depresión infantil. Se reparten en 5 áreas principales:
- Área emocional: se puede observar que el niño empieza a mostrar de forma frecuente irritabilidad, tristeza, desesperanza, abatimiento y sensación continuada de aburrimiento o culpabilidad.
- Área cognitiva: los niños empiezan a expresar de forma repetida pensamientos negativos sobre sí mismo, los demás, su futuro, preocupación constante por cosas de su día a día u obsesión con el tema de la muerte. También es frecuenta que se muestren más despistados a nivel atencional o que les cueste más concentrarse.
- Área conductual: las conductas principales que se puede observar en los niños son rabietas, agitación constante, llanto frecuente, aislamiento familiar y social y en casos más graves conductas auto lesivas o suicidas. En la adolescencia aumenta la probabilidad de aparición de conductas como consumo de alcohol y otras drogas, hurtos, fugas de casa, conductas más agresivas, y el descuido en el aseo personal.
- Área física (somática): es frecuente que empiecen a referir dolores de cabeza, dolor abdominal, problemas para dormir y bajada o aumento de apetito y peso.
- Área social y escolar: suele ser común que hay un empeoramiento en el rendimiento escolar, problemas de conducta con profesores o compañeros y dificultades de relación con iguales que pueden llevar al aislamiento.
Para hablar de depresión infantil no es necesario que el niño presente todos estos síntomas, cada menor presenta una sintomatología característica.
¿Qué podemos hacer como padres para ayudar a nuestro hijo?
Como pasa en casi todos los problemas psicológicos, en la depresión infantil, una de las cosas más importantes es la prevención. Es frecuente que como padres queramos cuidar y proteger a nuestros hijos, pero hay que tener en cuenta que no negarles nada ni poner límites a su conducta suele ser desacertado. Es importante que desde pequeños les enseñemos a identificar sus emociones y a expresarlas de una manera adecuada. Para ello, tenemos que permitir que se aburran, que se frustren y tendremos que enseñarles a posponer las gratificaciones y a soportar los inconvenientes que surgen en la vida. Además, en la medida que vayan creciendo tendremos que irles dando herramientas para que resuelvan sus propios problemas en vez de solucionarles todo nosotros.
Por otro lado, si empezamos a ver cambios significativos en nuestros hijos en las áreas que hemos comentado antes, es importante pedir ayuda a nivel psicológico. Es aconsejable que se realice una evaluación a nivel emocional y recibáis pautas para saber cómo poder ayudar a vuestro hijo.