Pilar Comenares Peñalver. Departamento de Asistencia en la Edad Adulta y el Tratamiento de los Trastornos por Abuso de Sustancias.
El consumo de drogas es un tema que preocupa a un gran número de personas, sobre todo a los padres de adolescentes, a los que tienen problemas de dependencia, y a sus familiares y amigos.
Las sustancias psicoactivas que más se consumen entre la población española son el alcohol, el tabaco, el cannabis y la cocaína.
La cocaína es en la actualidad la droga ilegal que genera un mayor volumen de problemas, tanto por la relación de su consumo con diversas patologías o enfermedades orgánicas y psicológicas, como con la mortalidad asociada a las drogas y a la comisión de actos violentos y delictivos.
Todos los indicadores manejados por el OED son consistentes a la hora de mostrar el aumento del consumo. Los consumos de cocaína estarían creciendo de forma notable en España en los últimos años y, de manera particular, entre los grupos de edades más jóvenes.
- La prevalencia anual de consumo entre la población de 15-64 años pasó de 1,8% en 1995 al 3,0% en 2005.
- Entre los estudiantes de Enseñanzas Secundarias de 14-18 años de 1,8% en 1994, al 7,2% en 2004.
- El número de tratados por primera vez en la vida por cocaína pasó de 932 en 1992 a 15.258 en 2005.
- La proporción de urgencias hospitalarias directamente relacionadas con drogas ilegales en que se menciona cocaína pasó de 26,1% en 1996 a 63,4% en 2005.
- La proporción de muertes por reacción aguda a drogas ilegales en que se detecta cocaína y no opioides pasó de 0%-2% en la década de los ochenta a 20,6% en 2005.
La mayoría de los consumidores de cocaína son también consumidores de otras sustancias, fundamentalmente alcohol, tabaco y cannabis, pero también anfetaminas, éxtasis, benzodiazepinas y alucinógenos. Así, según la última Encuesta EDADES, en la población general de 15 a 64 años que había consumido cocaína en los últimos doce meses, un 98,6% había consumido también alcohol, un 85,1% tabaco, un 81,6% cannabis, un 29,6% anfetaminas, un 27,5% éxtasis y un 20,8% alucinógenos. Muchas personas dependientes de la heroína consumen con relativa frecuencia cocaína.
El perfil general de los consumidores de cocaína se corresponde con el de personas jóvenes que cuentan, en general, con unos aceptables niveles de integración social y que desarrollan estilos de vida normalizados. Estas serían sus principales características: varón, con un nivel de instrucción/académico medio y residente en núcleos urbanos. No hay especiales diferencias en los niveles de consumo según el tipo de ocupación y la clase social.
Aunque el consumo de cocaína es una conducta mayoritariamente masculina, su uso se está extendiendo entre las mujeres jóvenes. De hecho, entre los estudiantes de Secundaria el porcentaje de chicas consumidoras es ligeramente superior al de los chicos.
¿QUÉ ES LA COCAÍNA?
La cocaína se extrae del arbusto de la coca (Erytroxilon coca). Se cultiva fundamentalmente, en los países del altiplano andino (Bolivia, Colombia y Perú).
En estos países el consumo de hojas de coca existe desde hace siglos. Al principio, su uso estaba restringido a ceremonias religiosas y ritos iniciáticos. Más tarde se extendió a los trabajadores, porque aumentaba su resistencia y les permitía trabajar a gran altura, al mismo tiempo que les hacía olvidar el hambre y otras privaciones. El consumo tradicional consiste en masticar las hojas para liberar, así, su principio activo y obtener sus beneficios. Las cantidades absorbidas de este modo son muy reducidas, por lo que apenas se registran consecuencias adversas asociadas.
A mediados del siglo pasado Niemann y Wolter aislaron su principio activo. Inicialmente se utilizó para el tratamiento de los morfinómanos con resultados desastrosos. Hoy puede parecer increíble, pero hubo incluso un vino tonificante, llamado Vin Mariani que contenía cocaína. Se ofrecía como la cura de todos los males y el papa León XIII lo recomendaba; pronto se convirtió en la bebida más popular de Europa, y fue el antecedente de la Coca-Cola, que inicialmente contenía cocaína, pero cuando se descubrieron las propiedades adictivas de esta sustancia, la eliminaron y sustituyeron por más cafeína. En 1884, Sigmund Freud publicó un ensayo muy influyente que hizo que se empezara a recetar cocaína frecuentemente para tratar la ansiedad y la depresión.
Las hojas de coca sometidas a diversos procesos de elaboración química dan lugar a distintos derivados:
- Sulfato de cocaína, la pasta de coca, también conocida como basuko, que se fuma mezclada con tabaco o marihuana. Es una de las formas más tóxicas que existen, por llevar contaminantes como el azufre y el plomo.
- Clorhidrato de cocaína, conocida popularmente como cocaína. Se obtiene a partir de la pasta base. Es un polvo blanco, fino y cristalino, de sabor amargo que se esnifa o inyecta
- Cocaína base (crack) que se obtiene disolviendo cocaína con una base fuerte. Tiene forma de pequeños cristales y se fuma mezclada con tabaco.
El preparado que más se utiliza es el clorhidrato de cocaína o cocaína que se consume fundamentalmente esnifada, mediante la aspiración nasal del polvo. Un reducido número de personas consume cocaína por vía intravenosa (inyectada).
El modo más rápido de absorción de la cocaína es fumada, llegando en este caso por vía pulmonar al cerebro en pocos segundos.
Efectos de la cocaína
Este alcaloide pertenece, junto con las anfetaminas, a la categoría de las drogas estimulantes mayores, para diferenciarlas de otros estimulantes menores como la cafeína o la nicotina.
Atraviesa con facilidad la barrera hematoencefálica, de modo que, cuando se fuma alcanza el cerebro en 5 segundos, y en 30 segundos si es por vía nasal o intravenosa.
Produce una «subida», rápida e intensa, de vigilancia, bienestar y euforia. Entra ena las vesículas de las neuronas que contienen adrenalina y dopamina, desaloja a ambos neurotransmisores y los descarga en las sinapsis. También parece que inhibe su recuperación. El incremento subsiguiente de noradrenalina y dopamina produce un poderoso efecto estimulante. Aumenta la concentración de neuronas con contenido de noradrenalina en el tallo cerebral, en un área llamada locus coeruleus. Se extiende al área límbica y a la corteza cerebral. La estimulación del área límbica explica, seguramente, las sensaciones de euforia, mientras que el estímulo en la corteza produce la alerta, la energía y la claridad de ideas.
Sin embargo, la «subida» del estimulante suele ir seguida de una «caída» en la depresión. Peor aún, puede provocar una psicosis paranoide. Los síntomas se parecen a los de la esquizofrenia, que también está relacionada con el aumento de los niveles de dopamina.
Debido a la corta vida de la cocaína en el organismo, los consumidores precisan de dosis frecuentes para mantener los efectos euforizantes, por este motivo es muy habitual que sus consumidores realicen tomas múltiples en pocas horas. Esta forma de consumo compulsivo provoca que un elevado porcentaje de los consumidores habituales de cocaína haya tenido que ser atendido en los servicios de urgencias hospitalarias por episodios de sobredosis.
Aunque los efectos varían para cada persona, las dosis o las vías de administración, tras la inhalación de la cocaína los consumidores suelen experimentar una sensación de euforia, excitabilidad, hiperactividad, sociabilidad, labilidad emocional, comportamientos estereotipados o repetitivos, tendencia a la violencia, hiperalerta y el deterioro de la capacidad de juicio. En casos de intoxicación crónica aparecen una sensación de tristeza, retraimiento y cansancio. Además de estos cambios de tipo psicológico y del comportamiento, los consumidores experimentan después del consumo diversos efectos de tipo físico como taquicardias, dilatación de las pupilas, aumento de la presión arterial, sudor, fiebre, vómitos, pérdida de apetito, insomnio, etc.
Estos efectos duran entre 30 o 60 minutos. El consumo de cocaína provoca un efecto rebote, de modo que tras la fase estimulante aparece la fatiga y la disforia. Cuanto más alta sea la dosis o más prolongadas las sesiones de consumo más intenso es el «bajón» y mayores los efectos desagradables asociados al consumo.
COMPLICACIONES PROVOCADAS POR EL CONSUMO DE COCAÍNA
Intoxicación o sobredosis
Se caracteriza por una gran excitación nerviosa, con alteraciones cognitivas y emocionales en las que pueden aparecer ansiedad, delirios y alucinaciones.
Algunas de las complicaciones que acompañan a la intoxicación pueden ser especialmente graves, como ocurre con las taquicardias y las arritmias, el fallo cardíaco, la disminución brusca e intensa de la circulación sanguínea, el infarto agudo de miocardio, las hemorragias cerebrales, las crisis convulsivas con perdida de conciencia, la asfixia o el síndrome hipertérmico (subida brusca e intensa de la temperatura corporal), que puede desembocar en insuficiencia renal y en un fallo metabólico generalizado. Por este motivo, se aconseja ingresar a las personas en estado de intoxicación aguda en un servicio hospitalario de urgencia.
La mayor parte de las muertes inducidas por cocaína se producen a las pocas horas de su consumo.
El consumo continuado de cocaína puede causar:
- Síndrome de abstinencia
Cuando se deja de consumir se produce un intenso crash (síndrome de abstinencia), caracterizado por disforia y otras sensaciones desagradables como craving, depresión, trastornos del sueño (insomnio o hipersomnia) e hiperalgesia. Los síntomas como disforia, falta de energía y anhedonia pueden durar de una a diez semanas. Generalmente no requiere cuidados médicos, aunque puede facilitar la vuelta al consumo.
- Patología médica
El consumo de cocaína se asocia tanto a complicaciones cardiovasculares y neurológicas graves como a alteraciones en prácticamente todos los órganos y sistemas.
Las investigaciones científicas demuestran que los consumidores de cocaína tienen un riesgo 7 veces superior de sufrir ataques cardiacos no mortales que los no consumidores y que uno de cada cuatro ataques cardiacos no mortales en personas menores de 45 años se atribuyen al consumo de cocaína.
Consumida por mujeres embarazadas aumenta la probabilidad de malformación fetal, abortos espontáneos, parto prematuro, desprendimiento placentario, toxicidad cardiovascular, disminución de la oxigenación del feto y sintomatología parecida al síndrome de abstinencia en los recién nacidos que pueden conllevar déficit cognitivos y trastornos conductuales durante su etapa vital.
- Trastornos psicopatológicos
Aparición de síntomas depresivos o empeoramiento de la sintomatología depresiva preexistente.
Producción de un síndrome psicótico, caracterizado por paranoia, perjuicio en la percepción de la realidad y alucinaciones visuales.
Aumento de la agresividad
Trastornos del sueño
Trastornos de la alimentación
Trastornos de ansiedad
Perjuicios cognitivos como deterioro de la memoria y desempeño disminuido en algunas tareas
El uso simultáneo de cocaína con otras sustancias puede provocar reacciones imprevisibles en el organismo, aumentando el riesgo de sobredosis y de sufrir trastornos psicopatológicos y patologías médicas.
USO, ABUSO Y DEPENDENCIA
El que una persona tenga contacto y conocimiento de una droga va a depender de la disponibilidad de la sustancia y del interés que surja por ella en un momento del tiempo. Del conocimiento pasivo se pasará al conocimiento activo, consumiendo la droga por primera vez.
La mayoría de los adictos a la cocaína comenzaron realizando consumos ocasionales o esporádicos en contextos recreativos.
Distintas variables afectan al consumo de drogas. Se trata de una serie de factores diversos que interactúan conjuntamente y cuyo peso específico varía mucho de unos casos a otros.
En la fase de inicio o experimentación existen toda una serie de factores que aumentan significativamente la probabilidad de consumir.
Factores sociales
- Disponibilidad de la sustancia, accesibilidad y precio
Evidentemente, en ausencia de una droga es imposible su consumo y, a mayor disponibilidad, mayor consumo. Actualmente parece bastante fácil acceder a las drogas de comercio ilegal. En la última década ha aumentado la disponibilidad percibida por la población de 15-64 años de la cocaína (de 39,5% a 53,3%).
- Percepción del riesgo
Desafortunadamente la imagen que sigue rodeando a la cocaína es la de una droga poco peligrosa que puede consumirse sin problemas bajo control. El bajo riesgo atribuido a la cocaína favorece su uso. A pesar de las graves consecuencias que el consumo de cocaína tiene para la salud y el bienestar individual y colectivo, solo la mitad de las personas que han consumido esta droga en el último mes consideran que su consumo habitual provoca muchos problemas para la salud. Sus propiedades psicofarmacológicas hacen que muchos pierdan ese control, apareciendo todo su poder adictivo y los efectos adversos que su consumo conlleva. Es frecuente la reiteración del consumo de cocaína entre quienes la prueban alguna vez. La experimentación con la cocaína, en especial cuando se realiza en edades tempranas, entraña un riesgo elevado de que los consumos vuelvan a repetirse en el futuro y puedan derivar en conductas de abuso o dependencia. Resulta muy difícil «controlar» el consumo de cocaína.
- Aceptación social
Su uso es relativamente aceptado en contextos recreativos. En determinados ambientes el consumo de esta droga parece tener que ver con un mayor logro de prestigio y relaciones sociales. Durante un tiempo se promovió el consumo destacando que su uso estaba reservado a las elites sociales. Sin embargo, no es ninguna droga elitista, como lo evidencia la expansión de su uso entre todos los grupos sociales, incluidos aquellos mas desfavorecidos.
- Presión colectiva
- Aumento del poder adquisitivo
- Cambios sociales característicos de nuestra época:
- Elevación del nivel de vida
- Fuerte competitividad
- Tiempo de ocio pasivo cada vez mayor
- Énfasis en la diversión a tope y en la reducción de cualquier tipo de malestar
- Debilitamiento de la cohesión familiar y grupal
- Pautas de consumo de los modelos de triunfo difundidos por los medios de comunicación
Factores biológicos
Diferentes estudios apoyan una cierta vulnerabilidad genética que afectaría a un número reducido de consumidores de cocaína.
Factores psicológicos
- Vulnerabilidad psicológica
No existe un perfil de personalidad adictiva. Determinadas características si parecen determinar una cierta vulnerabilidad: la adolescencia, búsqueda de sensaciones fuertes, intolerancia ante el aburrimiento, el afán de riesgo, dificultades antisociales, etc.
- Creencias, actitudes, normas interiorizadas, valores e intenciones
Lo que una persona piense acerca del consumo de cocaína, las expectativas, la actitud que tengan hacia el mismo y las normas subjetivas que conducen a un individuo a seguir un curso u otro constituyen elementos fundamentales para que la persona llegue finalmente a realizar o no una conducta.
- Habilidades de afrontamiento
La carencia de habilidades de afrontamiento ante problemas concretos, cambios evolutivos, etc. puede favorecer el que una persona decida consumir, descubriendo así un modo de solventar parcialmente sus problemas. Con esto impide el desarrollo adecuado de las habilidades que se precisan para funcionar eficazmente en la vida.
- Presencia de trastornos psicopatológicos o sintomatología psiquiátrica
- Consumo de otras drogas: alcohol, marihuana,etc
Estos factores en interacción en un momento determinado llevan finalmente a una persona a probar o no una determinada sustancia, en este caso la cocaína. También afectan al mantenimiento del consumo.
El elemento fundamental que va a mantener el consumo son las consecuencias, positivas o negativas que siguen a dicho consumo. En función de las mismas y de la percepción del riesgo de la sustancia, la persona decidirá continuar o no consumiendo.
Respecto a las consecuencias conviene tener en cuenta no solo los efectos psicoactivos de la sustancia sino también las creencias, expectativas, normas interiorizadas, valores, y, por supuesto, la aceptación o no de los otros.
Una vez establecidas las pautas de consumo estas se mantienen por unas señales antecedentes y por unas consecuencias derivadas.
Si el consumo continúa aparecerá en un periodo más o menos largo los fenómenos de neuroadaptación como la tolerancia y el síndrome de abstinencia, así como diversas complicaciones (económicas, con la familia, pareja, amigos, de salud, etc).
El consumo simultáneo de cocaína, alcohol u otras drogas potencia el abuso de estas sustancias.
Si hay consumo reiterado a pesar de tener problemas que se derivan de éste, en el trabajo, la escuela, en casa, legales, sociales o interpersonales estamos ante un trastorno por abuso de sustancias.
Cuando el consumo de una droga adquiere la máxima prioridad para el individuo se trataría de un trastorno por dependencia. En este caso es casi seguro que ya estén presentes los fenómenos de tolerancia y abstinencia
Al final de las historias personales de la mayor parte de los consumidores habituales de cocaína solo queda soledad y fracaso, en forma de divorcios o separaciones, despidos, desempleo, fracaso escolar, perdida de amistades, deudas, problemas legales y deterioro de la salud.
Cualquier conducta discurre a lo largo de un continuo temporal, en el que la persona puede seguir realizando la misma, o dejar de hacerla, si sus consecuencias son más negativas que positivas.
Entre los consumidores de drogas, unos dejarán de consumir después de una o varias pruebas, otros después de un periodo corto o largo de consumo y otros consumirán ininterrumpidamente durante muchos años o a lo largo de toda la vida.
Cuando alguien decide dejar de consumir lo hace bien por los problemas que le acarrea o por la presión de otros. En este caso inicia un proceso largo en el que las recaídas son frecuentes. La adicción consolidada puede considerarse como una conducta aprendida difícil de extinguir.