¿Recuerdas aquella vez en la que él o ella desapareció de la relación sin dejar rastro ni explicación? Tal vez no lo hayas vivido pero seguro que conoces a alguien en tu entorno que sí. Esta situación se llama Ghosting y desgraciadamente es un fenómeno social en aumento. Ghosting, del inglés “Ghost” (fantasma), se refiere al acto de romper una relación sin comunicación y sin explicación, simplemente desapareciendo sin dejar rastro, como un fantasma. La tecnología es un arma de doble filo, nos permite iniciar fácilmente una relación pero también hacerla desaparecer tan rápido como empezó.
Tinder, Facebook, whatsapp, instagram, fomentan la comunicación rápida, a menudo demasiado, dado que podemos reducirla en unos escasos caracteres de una pantalla. Además nos facilita poder desconectar de la conversación en cualquier momento y solo exponernos a lo que nos interesa. Hace 10 años, se consideraba ofensivo romper con otra persona por teléfono o por escrito, se valoraba hacerlo cara a cara como forma de sincerarse, ser franco y reconocer que ha existido una relación con el otro. Sin embargo, ahora hemos ido más allá, 1 de cada 8 personas rompe su relación sin dar ningún tipo de explicación, sin ningún tipo de comunicación. El GHOST evita entrar en contacto con lo que siente, se justifica diciéndose que no quería dañar al otro, verle sufrir, quedar como el malo… Esta forma de actuar suele estar relacionada con un estilo comunicacional inmaduro donde la persona tiene dificultades a la hora de expresar cómo se siente, cuáles son sus deseos, sus miedos, y le cuesta confiar en el otro por lo que evita la intimidad y la confrontación. En un estudio publicado por el “Journal of Research in personality, Collins y Gillath encontraron una relación entre el tipo de estrategias utilizadas a la hora de romper una relación y el estilo afectivo (apego) de las personas. Según este estudio, el Ghost mantiene un estilo evitativo en sus relaciones. Como consecuencia de esta prudente distancia emocional que mantiene con el otro, tiende a reaccionar con menor intensidad emocional ante la ruptura así como a utilizar estrategias indirectas a la hora de romper una relación (cambiando su estado de Facebook, bloqueando a su pareja de sus contactos, evitándola, desapareciendo…) Al evitar cualquier tipo de intimidad carece de una actitud empática que le permita ponerse en el lugar del otro y entender cómo se puede estar sintiendo. (Schachner & Shaver, 2002) Probablemente se refugie en el dicho “el silencio dice más que mil palabras” sin cerciorarse de que el otro no tiene por qué entender su silencio, es más, este tipo de estrategias de ruptura suelen generar mayor sufrimiento, rabia y angustia en la persona abandonada que otras estrategias más directas. Ya de por sí, la ruptura de una relación suele ser un acontecimiento doloroso, estresante, y en la mayoría de los casos la motivación para romper no es mutua.
El Ghosting dificulta que la otra persona siga adelante con su vida dado que se queda enganchada planteándose infinidad de preguntas sobre la causa de su desaparición y del fin de la relación, “¿habrá tenido un accidente?” “¿estará de viaje sin cobertura?” “¿estará con otr@?” “¿habré hecho algo mal?”… Este sufrimiento se podría evitar mediante una comunicación clara con el otro acerca de sus intenciones y sentimientos respecto a la relación, como por ejemplo, explicarle las razones por las que desea romper, ser sincero sobre su deseo de romper, buscar un momento adecuado para hacerlo, mostrar interés y preocupación por los sentimientos del otro, etc. Este tipo de estrategias directas son más utilizadas en relaciones con alto nivel de intimidad y red social común. Comunicar al otro tu intención de romper es una muestra de respeto, una forma de reconocer que ha existido un “nosotros”, y que el tiempo y la ilusión dedicada al otro no ha sido en vano. Una simple frase como “lo siento, creo que lo nuestro no está funcionando y me gustaría dejarlo. Me ha encantado conocerte y pasar este tiempo contigo pero no quiero seguir” es dolorosa pero deja clara cuál es la situación y facilita que el otro pueda seguir adelante con su vida. ¿Cómo manejas tu intimidad con los demás? Esa parte de ti que no compartirías con cualquiera, tus sentimientos, tus deseos, tus miedos, tus vulnerabilidades… La respuesta a esta pregunta es clave y va a definir tu forma de actuar en tus relaciones sociales, familiares y de pareja. Aumentar la sensación de seguridad en uno mismo reduce la tendencia a reaccionar de acuerdo a nuestros miedos y dificultades.
Begoña Rodríguez-Acosta Medina – Psicóloga Sanitaria de Cinteco